martes, 27 de septiembre de 2011

Me han dejado de querer. Y no es nada fuera de lo normal, suele pasar. Uno va perdiendo el encanto, deja de ser interesante y empieza a ser molesto. Las relaciones se desgastan. Unas más pronto que otras, pero todas terminan perdiendo esa chispa. Repito, me han dejado de querer. Y no me da pena admitirlo. Lo asumo y lo acepto. Sigo adelante, con alguna dificultad pero adelante al fin y al cabo. Duele, no te lo voy a negar. Pero terminas acostumbrándote. Te adaptas a los acontecimientos y ya está. El problema viene cuando te pones a recordar. Ese es el gran defecto (o como quieras llamarlo) del ser humano. Nos gusta hundirnos en nuestra propia miseria, nos gustar recordar esos momentos bonitos y hacer sangrar la herida. Es de idiotas, sí. Pero es algo que no podemos evitar. Nos adentramos en nuestra mente buscando eso que nos hacía feliz en su momento, hurgamos y hurgamos hasta encontrar ese recuerdo que nos duele. Una sonrisa, un beso, una frase. Lo que sea. Supongo que es algo necesario en estas situaciones. Necesitamos hundirnos para luego poder salir de ese pozo con más fuerza. Quizás te lo estés preguntando y te voy a contestar: Sí, yo también lo hago. Siempre he sido una masoquista. Y no, claro que no me gusta meter el dedo en la llaga, pero es algo que no puedo evitar. No puedo evitar recordar. Pero también olvido, no pienses que me paso la vida lamentándome. Como te he dicho; me han dejado de querer y lo acepto. He llorado, claro que he llorado. Y a veces aún lo hago, no te voy a mentir.  Pero no tanto como antes. He aprendido a aceptar las derrotas. Ahora me enfrento a ellas con una sonrisa. No muy grande porque detesto mi sonrisa, pero si lo suficiente para contagiarla a los que están a mi alrededor. Es la última vez que lo digo; me han dejado de querer, pero también me han querido. Él me quiso y yo le quise a él (y a veces aún le quiero, para qué mentir), y eso es lo importante. Lo demás, peleas tontas, enfados pasajeros y mentiras piadosas, no tienen importancia. Ahora, en el fin, lo único que importa es que, durante un tiempo, fui el motivo por el cual alguien sonreía todas las mañanas. Y eso, no me lo quita nadie.

jueves, 28 de abril de 2011

Voy a quedarme muy quieta, sentada en aquel rincón. Respiraré hondo hasta que esta sensación desaparezca. Sé que si pienso en ello todo lo que he construido durante este tiempo se derrumbará. No puedo permitirme el lujo de llorar desconsoladamente pues si lo hago no podré parar. Maldita sea, ¿es que siempre va a ser así? ¿siempre voy a ir de mal en peor? Esta vez, a pesar de ser diferente, duele igual. Yo no quería esto. Joder, ¿para qué lo sacaste si tú tampoco te ibas a quedar?

miércoles, 20 de abril de 2011

Me parece increíble que después de todo le creas a él antes que a mí. Parece que se te ha olvidado quien estuvo contigo en aquellos momentos. Al fin y al cabo, que se puede esperar de alguien que sólo le interesaba llevarme a la cama. Para ti solo fue eso, un juego. Maldito interesado. Sólo espero que algún día él te haga lo mismo que tú me has hecho a mí.


Si alguien tiene twitter.. :)
http://twitter.com/arikashika_

sábado, 12 de marzo de 2011

Tengo miedo. No quiero esto. Otra vez no. Hoy me he dado cuenta. Hoy lo he sentido con toda intensidad. He vuelto a sentir esa sensación en el estómago, el miedo, las ganas de llorar. No quiero esto, otra vez no. Sé que no puedo hacer nada para evitarlo, sé que va a pasar. Y tengo miedo. No quiero volver a aquellos días. No quiero irme a dormir pensando en lo que está pasando en otra ciudad. Esa ciudad que, en su día, fue testigo de nuestras noches eternas. De tu media sonrisa y de mis mejillas encendidas. Saber que yo soy la culpable de todo esto es lo que más duele, lo que más me atormenta. Es inútil que escriba todo esto, es inútil que me encierre y llore, pataleé o tire cosas contra la pared. No va a cambiar nada, es mi culpa y eso no va a cambiar. No quiero esto, ni aquello, ni nada. No quiero echar de menos, ni despertar con la angustia pegada a las costillas. No quiero recordar olores, ni palabras. No quiero sentir las canciones que hablan de arrepentimiento. No quiero esto, otra vez no. No quiero sentir. Tengo miedo y no quiero sentirte.

miércoles, 19 de enero de 2011

-¿Alguna vez has tenido a alguien clavado? ¿Alguien que te haya jodido consciente o inconscientemente y aun así sigues queriendo oír ese "te quiero"? -pregunté
-Sí, y lo peor es que, aunque sabes que nunca te lo dirá aguardas con una pizca de esperanza. Fantaseas con la posibilidad de que algún día se canse de esos amores pasajeros y diga "venga, voy a probar suerte contigo". -contestó mirando al vacío.
-Es horrible. Deseas que su relación termine mal, que la ruptura lo deje hecho polvo y te escoja a ti como pañuelo de lágrimas.
-Y así poder demostrarle que sigues ahí, que todavía le quieres -me interrumpió.
-Que te mueres por.. -las lágrimas me impidieron continuar.
Él apoyó su mano en mi hombro.
-El amor duele pero no mata. Pasará, todo pasa. Algún día te levantarás y ya no sentirás dolor. Lo verás y sonreirás pensando "gracias a ti soy más fuerte".
-¿Gracias a mí eres más fuerte? -le pregunté
-Sí. -esbozo una pequeña sonrisa.
-¿Ya no me quieres?
Negó con la cabeza.
-Me alegra que seas feliz -le dije de corazón.
-Tú también lo serás algún día -concluyó.

viernes, 14 de enero de 2011

Estáticaigual que todo lo demás.